La erosión hídrica y eólica degrada los suelos agrícolas, reduciendo su fertilidad y productividad.
Solución: Geomallas y geomantas orgánicas que estabilizan el suelo y favorecen la revegetación. Geotextiles no tejidos usados como barreras contra la erosión en terrenos inclinados. Geoceldas en cultivos en pendiente, reduciendo el arrastre de suelo y mejorando la retención de humedad.